La aceptación generalizada de las vacunas COVID-19 es crucial para lograr una cobertura de inmunización suficiente para poner fin a la pandemia mundial; sin embargo, pocos estudios han investigado las actitudes de vacunación contra COVID-19 en países de bajos ingresos, donde la vacunación a gran escala apenas está comenzando. Analizamos la aceptación de la vacuna COVID-19 en 15 muestras de encuestas que cubren 10 países de ingresos bajos y medianos (PIBM) en Asia, África y América del Sur, Rusia (un país de ingresos medianos altos) y los Estados Unidos, incluido un total de 44.260 personas. Encontramos una disposición considerablemente mayor para recibir una vacuna COVID-19 en nuestras muestras de países de bajos ingresos y medianos (media 80,3%; mediana 78%; rango 30,1 puntos porcentuales) en comparación con los Estados Unidos (media 64,6%) y Rusia (media 30,4%). La aceptación de la vacuna en los países de ingresos bajos y medianos se explica principalmente por el interés en la protección personal contra COVID-19, mientras que la preocupación por los efectos secundarios es la razón más común de vacilación. Los trabajadores de la salud son las fuentes de orientación más confiables sobre las vacunas COVID-19. La evidencia de esta muestra de países de ingresos bajos y medianos sugiere que priorizar la distribución de vacunas en el Sur global debería generar grandes beneficios en el avance de la cobertura de inmunización mundial. Las campañas de vacunación deben centrarse en traducir los altos niveles de aceptación declarada en captación real. Los mensajes que destacan la eficacia y seguridad de las vacunas, entregados por los trabajadores de la salud, podrían ser efectivos para abordar cualquier duda restante en los PIBM analizados.
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