Guía para la prevención de pinchazos con agujas
Lo impensable sucede [fragmento]
En 1997, Lisa Black una enfermera de 26 años de edad y madre soltera con dos hijas pequeñas estaba entusiasmada con su carrera. Siempre quiso ser enfermera. Una noche, mientras transportaba a un paciente que se encontraba en el estadio terminal del SIDA, notó que el catéter de su venoclisis estaba ocluido con sangre. Para irrigar la línea rápidamente, llenó una jeringa con suero salino e insertó la aguja en el puerto de hule de la línea de venoclisis del paciente. Mientras intentaba aspirar la sangre coagulada y permitir el flujo de líquido en la guía, el paciente se sobresaltó y dio un tirón, lo que provocó que la aguja se saliera del puerto de hule de su venoclisis y que la misma pinchara a la enfermera en la palma de su mano izquierda. Al igual que muchos/as enfermeros que sufren lesiones cortopunzantes, se aterrorizó.
Lisa siguió el protocolo y de inmediato frotó la herida, reportó su lesión y fue al departamento de emergencias. Le iniciaron un régimen de medicamentos antirretrovirales e inhibidor de proteasa. Trató de superar los efectos adversos del la profilaxis, suponiendo que si lograba superarlos, y continuaba con el PPE (Protocolo Post-Exposición), no adquiriría el VIH. Ocho meses después comenzó a sentirse enferma y nueve meses y nueve días después de su lesión, se le diagnosticó VIH. Varios meses después, también supo que había adquirido hepatitis C. Ahora Lisa es miembro activo de su asociación estatal de enfermería. Se ha dedicado a la educación de otros y pelea por la protección de la seguridad y salud ocupacional, de modo que otras y otros trabajadores de la salud no tengan que sufrir lo que ella sufrió. Una tragedia que nunca debería haber sucedido La lesión de Lisa era prevenible en un 100%. Su historia es solo una entre miles.
Esta guía ha sido creada por la ANA (Asociación de enfermeras de E.E.U.U.) como parte de la campaña que está desarrollando para educar sobre los riesgos de los pinchazos con agujas y sobre la forma de prevenirlos, particularmente, a través de la evaluación, selección e implementación de agujas y dispositivos cortopunzantes seguros. El capítulo uno expone los riesgos de exposición debido a lesiones -especialmente del VIH, del virus de la hepatitis C (VHC) y del virus de la hepatitis B (VHB)- y la forma en que estas lesiones pueden ser prevenidas. También señala qué pasos debe tomar después de sufrir una lesión y sus derechos legales y protección –especialmente bajo el Acta Federal sobre Seguridad y Prevención de Pinchazos con Aguja del año 2000.
Referencias:
En 1997, Lisa Black una enfermera de 26 años de edad y madre soltera con dos hijas pequeñas estaba entusiasmada con su carrera. Siempre quiso ser enfermera. Una noche, mientras transportaba a un paciente que se encontraba en el estadio terminal del SIDA, notó que el catéter de su venoclisis estaba ocluido con sangre. Para irrigar la línea rápidamente, llenó una jeringa con suero salino e insertó la aguja en el puerto de hule de la línea de venoclisis del paciente. Mientras intentaba aspirar la sangre coagulada y permitir el flujo de líquido en la guía, el paciente se sobresaltó y dio un tirón, lo que provocó que la aguja se saliera del puerto de hule de su venoclisis y que la misma pinchara a la enfermera en la palma de su mano izquierda. Al igual que muchos/as enfermeros que sufren lesiones cortopunzantes, se aterrorizó.
Lisa siguió el protocolo y de inmediato frotó la herida, reportó su lesión y fue al departamento de emergencias. Le iniciaron un régimen de medicamentos antirretrovirales e inhibidor de proteasa. Trató de superar los efectos adversos del la profilaxis, suponiendo que si lograba superarlos, y continuaba con el PPE (Protocolo Post-Exposición), no adquiriría el VIH. Ocho meses después comenzó a sentirse enferma y nueve meses y nueve días después de su lesión, se le diagnosticó VIH. Varios meses después, también supo que había adquirido hepatitis C. Ahora Lisa es miembro activo de su asociación estatal de enfermería. Se ha dedicado a la educación de otros y pelea por la protección de la seguridad y salud ocupacional, de modo que otras y otros trabajadores de la salud no tengan que sufrir lo que ella sufrió. Una tragedia que nunca debería haber sucedido La lesión de Lisa era prevenible en un 100%. Su historia es solo una entre miles.
Esta guía ha sido creada por la ANA (Asociación de enfermeras de E.E.U.U.) como parte de la campaña que está desarrollando para educar sobre los riesgos de los pinchazos con agujas y sobre la forma de prevenirlos, particularmente, a través de la evaluación, selección e implementación de agujas y dispositivos cortopunzantes seguros. El capítulo uno expone los riesgos de exposición debido a lesiones -especialmente del VIH, del virus de la hepatitis C (VHC) y del virus de la hepatitis B (VHB)- y la forma en que estas lesiones pueden ser prevenidas. También señala qué pasos debe tomar después de sufrir una lesión y sus derechos legales y protección –especialmente bajo el Acta Federal sobre Seguridad y Prevención de Pinchazos con Aguja del año 2000.
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